BCN Basta Excusas
Marc Villanueva Mir y Alán Carrasco
La acogida de personas refugiadas a raíz del conflicto en Siria se ha convertido, desde verano de 2015, en uno de los problemas más urgentes sobre la mesa de los gobiernos europeos. Ya no es posible pensar en la “idea de Europa” evocada por Steiner sin confrontarse con la cruda realidad de dicha situación de abandono político. Por lo que respecta a la desidia con la que la mayor parte de gobiernos europeos está afrontando el problema, el del Estado español es uno de los casos más flagrantes. De las 19.500 personas que, de acuerdo con las Decisiones (UE) 2015/1523 y (UE) 2015/1601 del Consejo, España debería haber acogido, han llegado menos de un 5%. En oposición a esta política, la sociedad catalana se ha manifestado enérgicamente a favor de la acogida de personas refugiadas, con el compromiso explícito de las instituciones para hacerlo posible. Sin embargo, las cifras siguen siendo mínimas: en 2016, sólo llegaron a Cataluña 124 de las 4.500 personas previstas. Los políticos catalanes justifican su inacción emparándose en el artículo 149.1.2. de la Constitución, el cual especifica que la competencia sobre el derecho de asilo recae exclusivamente en el Estado. Este es el argumento ante el cual todas las discusiones llegan a un punto muerto.
Con Barcelona Basta Excusas, propusimos una acción de desobediencia: ofrecer una plaza de autobús a un grupo de personas refugiadas, detenidas en uno de los campos de Grecia, y llevarlas directamente a Barcelona, saltándonos las trabas burocráticas y confiando en la buena voluntad de la sociedad civil y las instituciones para procurarles alojamiento e integración. Esta propuesta era queridamente naíf, y prácticamente imposible de llevar a cabo. En qué consiste esa imposibilidad era precisamente lo que queríamos interrogar y analizar. La propuesta del bus sería un punto de partida, pues, para investigar los problemas subyacentes en una acción como esta (desde un punto de vista legal hasta el ético) y conectarlos con las luchas de personas y colectivos concretos que trabajan en este campo. También debería ser, sin embargo, un acto de provocación para impulsar una discusión sobre conceptos como competencia legal y autodeterminación, desobediencia y responsabilidad, así como un cuestionamiento del compromiso real de las instituciones catalanas para con la acogida de refugiados. Así se constituiría el punto de partida para un proyecto de investigación a través del que entrevistaríamos a todos los agentes necesarios para desarrollar la acción (desde compañías de autobús hasta autoridades locales, desde la prensa a activistas, desde refugiados a policías de aduana). La grabación de todas estas entrevistas, junto con documentación relacionada, se colgaría en una página web conformando un archivo digital; probablemente la cartografía de una imposibilidad, más que un relato de éxito.
BCN Basta Excusas no obtuvo el soporte institucional necesario para realizarse y por lo tanto existe sólo como proyecto.
Concepto Marc Villanueva Mir y Alán Carrasco